ESCUELA BÍBLICA, DOMINCAL
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Salmos 127:1 (RV60)
Décimo Primera lección
La pareja: cincuenta y cincuenta.
Versículo para memorizar: "El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer." (1 Corintios 7:3, 4).
Enseñanza Bíblica
Cuando vamos a las Escrituras nos encontramos uno de los mayores compromisos del hombre y la mujer es corresponderse en amor el uno para con el otro. La cuota que cada uno aporta es equivalente al cincuenta por ciento. Los dos suman un cien por ciento. El apóstol Pablo hizo una excelente descripción cuando escribió: "El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer." (1 Corintios 7:3, 4)
De acuerdo con sus palabras, el uno no puede negarse al otro. No está bien visto delante del Señor. ¡Qué diferente de quienes encuentran un pretexto para no atender a su pareja!
Además menciona que la pertenencia del uno a otro está ligado al poder (potestad). Ese concepto es fundamental porque nos revela que ninguno de los dos puede ir haciendo lo que tiene a bien, sin contar con su cónyuge. Se pertenecen. Son la mitad y mitad que forman uno.
1.- Aporte a la construcción de su hogar.
Desde la década de los sesenta, principalmente en los Estados Unidos, se popularizaron los modelos de "ármelo en casa" que iban desde escritorios y armarios hasta modelos a escala de aviones, de casas o de automóviles. Aun cuando el cliente cancelaba determinada suma por el producto, todo no concluía ahí. Debía aportar su trabajo para construir aquello que quería y, por lo que obviamente, había pagado un precio.
Igual el matrimonio. Usted paga un precio que es renunciar a su soltería para unirse a otra persona. Pero todo no termina allí. Por el contrario, apenas comienza. Debe contribuir para la construcción del hogar. ¡Usted puede hacerlo!
El apóstol Juan escribió: "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios..." (Juan 1:12)
Tome nota del término "potestad". Es poder. Algo unido a nuestra capacidad humana. Poder que proviene de Dios. Y ese poder o capacidad de cambiar el curso de las decisiones e incluso de las historias de todo ser humano, debe ser aprovechada para la construcción de nuestros hogares. Aportar lo que esté a nuestro alcance para que la relación funcione. Movernos no en función de que la pareja nos haga felices sino en el sentido de cuánto puedo aportar para que mi cónyuge sea feliz.
2.- Invite al Señor Jesús a su hogar.
Como lo hemos anotado en otras ocasiones, es imprescindible que el Señor Jesús gobierne nuestra relación matrimonial. Él debe ser invitado a nuestra unión conyugal.
El amado Hijo de Dios expresó al apóstol Juan en la Isla de Patmos donde estaba exilado: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apocalipsis 3:20)
Sin duda el Maestro ha estado, no antes sino ahora, pendiente de nosotros. Atento a que abramos la puerta del corazón pero también de nuestro matrimonio. ¿Lo hizo ya? Hoy es el día de tomar la decisión.
3.- Fallas comunes en el matrimonio.
Cuando le permitimos al Señor Jesús que entre a nuestra relación matrimonial, podemos identificar más fácilmente y disponernos a corregir, aquellas falencias que pueden llevar a una separación.
Generalmente los componentes de la pareja esperan:
- Que la relación matrimonial crezca sola.
- Que pueda cada quien resolver los problemas de pareja a su manera.
- Que sin importar lo que suceda, pueda aflorar el orgullo de cada quien.
Esa es la razón por la que en una encuesta realizada hace poco menos de diez años, se descubrió que:
- El 5% de los casados estaban CONTENTOS en su matrimonio.
- El 10% de los casados consideraban BUENA la relación matrimonial.
- El 85% de los casados consideraban que su relación de pareja era AGRADABLE o TOLERABLE.
Todo este panorama puede cambiar si tan solo permitimos que el amado Señor Jesucristo reine en la relación.
Lecturas Devocionales.
Lunes: Jeremías 5:20-31.
Martes: Jeremías 12:1-17.
Miércoles: Hageo 1:1-15.
Jueves: Mateo 23:13-36.
Viernes: Apocalipsis 13:1-18.
Sábado: Génesis 15:1-21.
Domingo: Génesis 18:16-33.
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